¿Quién es tu morada?

¿Quién es tu morada?

Por lo general, la gente pregunta: ¿DÓNDE vives? Es como decir: ¿Dónde es tu morada? Ahora mi pregunta es: ¿QUIÉN es tu morada? Cuanto más medito en QUIÉN es mi morada, más sensación de calma siento.

Las circunstancias en nuestro mundo no son alentadoras. Las estadísticas del coronavirus van escalonado. Al momento de escribir esto, se reportan 1.312,628 casos de COVID-19 mundialmente, con 72,636 muertes. La pregunta en muchas mentes es si (o cuándo) me llegará a mí. A pesar de las cifras desalentadoras, deseo traerte esperanza.

Piensa en un momento en que hayas visitado a amigos o familiares. Fue una visita agradable y te ofrecieron comodidad; pero había algo que te hacía falta. ¡No estabas en casa! Luego piensa en la sensación de alivio que te invadió cuando abriste la puerta y cruzaste el umbral de tu casa. Diste un suspiro de alivio: “¡ESTOY EN CASA!”

El Salmo 91, en que mucha gente ha encontrado esperanza y consuelo en estos días del COVID-19, es mi fuente de inspiración. Ofrece un gran sentimiento de paz.

Mucha gente ha perdido su trabajo. Se nos exhorta a quedarnos en casa. Nos hace falta la interacción con compañeros de trabajo y amigos. Para mí es lo mismo de siempre. Vivo sola y la vida sigue su curso normal. El Señor es mi fiel protector. ¡Él es mi morada!

Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza,
Al Altísimo por tu habitación,
No te sobrevendrá mal,
Ni plaga tocará tu morada.

Pues a sus ángeles mandará acerca de ti,
Que te guarden en todos tus caminos.
En las manos te llevarán,
Para que tu pie no tropiece en piedra. Salmo 91:9-12

¿Es el Señor tu morada? ¿Estás protegido en el amor de Dios?

¿Cómo es un hogar?

Una casa no es un hogar. Pero una casa puede ser un hogar.

UN LUGAR FAMILIAR. Conoces cada rincón de tu hogar. Es un lugar donde eres el rey (o la reina) y no un visitante.

UN LUGAR SEGURO. En tu hogar te sientes protegido de las tormentas, cuando rugen las tempestades de la naturaleza o de la vida.

UN LUGAR DE DESCANSO. En tu hogar hallas reposo. Después de las labores del día, las comodidades del hogar te brindan descanso; allí ganas nueva energía.

UN LUGAR FELIZ. En tu hogar hay alegría y risas; es un lugar donde los miembros de la familia quieren estar.

UN LUGAR ACOGEDOR. En tu hogar te sientes satisfecho y a gusto. Como en ningún otro lugar estás protegido y «en casa».

Si tiene una vivienda física que se asemeja a esta descripción, eres muy bendecido. Si lo que llamas «hogar» no se asemeja a la descripción, el Señor tu Dios quiere ser tu lugar de residencia y puedes refugiarte en su amor.

Reemplaza el TEMOR con fe y confianza; llena tu corazón de paz.

Toma todas las precauciones recomendadas para protegerte de ser infectado con el virus y protege tu corazón con la fortaleza que ofrece la Palabra de Dios. Lee esta adaptación del Salmo 91 como una declaración de confianza. Conviértela en una oración a Dios.

Si Dios es mi morada …

  • Habito a la sombra del Altísimo.
  • Dios es mi refugio y mi fortaleza.
  • Dios me librará del lazo del cazador.
  • Dios me protegerá de la peste destructora.
  • Dios me cubrirá con sus plumas y debajo de sus alas estaré seguro.
  • Las fieles promesas de Dios son mi escudo.
  • No temeré el terror de la noche.
  • No temeré los peligros del día.
  • No temeré las plagas de la oscuridad.
  • No temeré los desastres en medio del día.
  • Si diez mil mueren alrededor de mí, ningún mal me alcanzará,
    y ninguna plaga se acercará a mí.
  • Dios ordena que sus ángeles que me protejan dondequiera que vaya;
    me sostendrán para que no tropiece.
  • Dios me rescatará; Él me protegerá.
  • Cuando lo invoco, Él me responderá.
  • Dios estará conmigo en la angustia.
  • Dios me rescatará y me honrará.
  • Dios me saciará de larga vida.
  • Dios me mostrará su salvación.

(Adaptado del Salmo 91 RVR1960.)

Pide al Señor que, tan lejos como está el oriente del occidente, aleje el COVID-19 de ti y los tuyos.
Invoca la protección de Dios prometida en su Palabra.

Ora por las personas afectadas por el virus; invoca la misericordia sanadora de Dios.

Ora por aquellos que diariamente se exponen a ser infectados, para que puedan cumplir con sus deberes.

Clama a Dios por el fin de esta pandemia de COVID-19.

Oremos unos por otros, con la plena seguridad de que la protección de Dios nos envuelve por completo. ¡Qué privilegio!

Tu protección me envuelve por completo;
me cubres con la palma de tu mano. Salmo 139:5 NVI

 

About the Author

Redactora de materiales pedagógicos con la gran pasión de difundir el amor de Dios y su poder salvador.