Una Perlita de Mostaza

Una Perlita de Mostaza

Por Ximena Soliz de Piérola, La Paz, Bolivia

¿Alguna vez vio a un adolescente hambriento? Parece capaz de devorar la mano de quien le alcanza un plato de comida. Tuve el privilegio de conocer al Señor en mi adolescencia, a los dieciséis años, y era una adolescente hambrienta de la Palabra de Dios. La Biblia dice que el Señor «sacia con lo mejor al hambriento» (Salmo 107:9b NVI). ¡Así fue! Dios me enseñó, dándome lo mejor.

Algún tiempo después de entregar mi vida a Jesucristo, el pastor convocó a personas interesadas en colaborar en el ministerio de niños, y mi corazón comenzó a palpitar. Siempre me encantaron los niños, y qué linda oportunidad de trabajar para ellos; pero todavía conocía muy poco de la Palabra de Dios. ¿Qué haría? Hablé con el pastor y me dijo que Dios me daría la oportunidad de crecer si colaboraba con los maestros de niños, así que entré al servicio, sin descuidar mi hermoso tiempo de estudio bíblico.

Tres hojas de La Perlita

A poco de comenzar con el trabajo, encontré, en el consultorio dental de un tío mío, unas hojas de enseñanzas bíblicas con el nombre de «La Perlita». Le pedí que me las obsequiara, y le pregunté dónde las había comprado. Él no recordaba cómo fue que esas tres hojas llegaron a su sala de espera; pero gustoso me las obsequió. Leí tantas veces esas tres hojas de La Perlita que por poco me las aprendí de memoria. Pronto las pude compartir con los niños de la clase de escuela dominical, ya que la maestra responsable enfermó y no pudo dar su clase, así que la clase la di yo siguiendo la guía de La Perlita.

Pasó mucho tiempo antes de que encontrara nuevas Perlitas, pues no sabía dónde adquirirlas; pero Dios concede los anhelos de nuestro corazón. En cierta ocasión fui invitada a una “Feria de la Palabra” en mi ciudad y allí había un misionero sueco, muy alto, que me ofreció Perlitas y también libros enteros con lecciones para niños sobre temas específicos. ¡Qué privilegio tuve de compartir con los niños esas lecciones! Cuánta enseñanza hubo para los niños y cuánto aprendí yo. Fueron mis tesoros y los guardé con esmero por muchos años, hasta que decidí obsequiarlos a una joven servidora del ministerio de niños.

La Perlita, como una semilla de mostaza

Sería imposible para mí calcular la cantidad de personas que multiplicaron la semilla que sembramos en la escuela dominical de ese tiempo. No sólo hubo un impacto en la vida de los niños, sino también en sus padres y sus hermanos mayores. Hoy, muchos de esos niños son mujeres y hombres que sirven al Señor, y que han compartido La Perlita con sus propios hijos y en sus ministerios. Por eso, pienso que La Perlita fue semejante a una semilla de mostaza que se volvió un árbol frondoso con el paso de los años, y me gozo al pensar que hay muchos árboles frondosos que crecieron gracias a esa semilla sembrada con «Perlitas de mostaza».

Siempre tuve el deseo de conocer a la persona que tomaba tanto tiempo y dedicación en hacer esas lecciones bíblicas de La Perlita, y ese fue otro deseo concedido por mi Señor. Tuve el privilegio de conocer personalmente a la Hermana Margarita, y por un buen tiempo colaboré corrigiendo Perlitas. Más adelante, también pude colaborar haciendo lecciones. La Palabra dice que si hemos recibido de gracia, demos de gracia (Mateo 10:8b).

Hermana Margarita y este ministerio

Pasaron muchos años, y hoy trabajo para este maravilloso ministerio que le pertenece al Señor. Cada lección que hacemos es el fruto de mucho trabajo y oración. Cada dibujo, cada diseño, cada actividad y cada palabra es minuciosamente revisada por la Hermana Margarita. Ella decidió obedecer lo que el Señor inspiró en su corazón, y cientos de personas, de distintas generaciones, y a lo largo de muchos años, fueron y son bendecidas por su trabajo.

Seguramente todos deseamos que este ministerio crezca aún más de lo mucho que se ha extendido a lo largo del tiempo. Ahora mismo el Señor ha permitido que las Perlitas, que son traducidas al inglés y al sueco, lleguen también a Rusia y China, porque no hay muralla que resista la presencia de Dios. Estoy segura de que Dios está inspirándole a usted a colaborar en este ministerio, que seguramente bendijo su vida y su trabajo con los niños. No tengo ninguna duda de que usted también tiene un testimonio del fruto que han dado estas Perlitas en su trabajo con los niños.

Esta será una oportunidad de sembrar para que tanto los niños y adolescentes de Latinoamérica, como de otros continentes, puedan seguir teniendo La Perlita a su disposición. Tal vez sólo dispone de dos blancas, que es el monto que la viuda puso en la bolsa de las ofrendas; pero no olvide que Jesús consideró muy valiosas esas monedas, porque vio el corazón generoso de quien provenían (Lucas 21:1-4).

Nuestra Hermana Margarita necesita que le ayudemos a sustentar este ministerio, así como Aarón y Hur sostuvieron las manos de Moisés en la batalla que su pueblo libraba contra Amalec (Éxodo 17:12). Por mucho tiempo ella ha estado trabajando, haciendo traducciones para solventar los gastos de producción de su ministerio; pero esa situación es insostenible. Somos nosotros, los que hemos recibido de gracia, los que debemos hacer nuestra parte y aportar para la provisión. Nuestras «dos blancas» son muy valiosas, dadas con un corazón generoso. Está en nuestras manos que este ministerio siga en pie y que pueda llegar hasta lo último de la tierra.

AYER (arriba) HOY (abajo)

La Perlita se encuentra ahora en:

misperlitas.wordpress.com y clubperlita.wordpress.com

Palabras de Hermana Margarita:

Ha sido para mí una grata sorpresa recibir este testimonio de mi amiga y colaboradora Ximena. Aquella vez que ella recibió las primeras Perlitas yo trabajaba en Cochabamba, Bolivia, como directora de Editorial «El Evangelista». Allí producíamos estas series de Perlitas con los libros de lecciones bíblicas. El misionero «alto» era mi hermano Lars Anderas, que en esa época servía al Señor en Bolivia.

Desde que quedé viuda, y cuando debido al cáncer que afectó mi salud tuve que jubilarme antes de tiempo, he estado subiendo en internet todo ese material de enseñanza, que lo pueden encontrar en esta página hermanamargarita.com.

Como menciona Ximena, he estado solventando los gastos haciendo traducciones; pero ya están completados los proyectos y no tengo esos ingresos. Por eso necesito ayuda. Pienso que las iglesias podrían levantar ofrendas de amor para colaborar con esta obra misionera.

Para los que viven en Estados Unidos es fácil que puedan enviarme un cheque bancario. De otros países podríamos ver la mejor forma. Comuníquense conmigo por correo electrónico: kelund@kelund.com. Una forma sencilla de hacer envíos es por medio de MONEYGRAM.

Pido sus oraciones para que podamos reunir los fondos necesarios y seguir trabajando.

¡Bendiciones!

About the Author

Redactora de materiales pedagógicos con la gran pasión de difundir el amor de Dios y su poder salvador.