Jesús nuestro modelo

Jesús nuestro modelo

Para construir una casa hay que tener planos. Cuanto más grande el edificio, tanto más importante es que se siga detalladamente los planos trazados por el arquitecto.

Para confeccionar prendas de vestir hay que tener moldes, y se corta la tela conforme a esos moldes. Para coser una camisa se necesita las partes delanteras, la espalda, las mangas, y el cuello, y por supuesto hay que unir cada pieza en su debido lugar.

Para hacer un bizcocho o pastel hay que seguir una receta y mezclar los ingredientes según las medidas. No se puede echar tres tazas de azúcar y media cucharada de harina y pensar que saldrá bien. No sólo importan los ingredientes sino también el tiempo que se pone la mezcla al horno.

Podría seguir dando infinidad de ejemplos, porque en cada aspecto de la vida hay que seguir planos o modelos y hay que regirse a normas y reglas. Si esto es importante para la vida pasajera de este mundo, cuánto más en lo que respecta a la eternidad.

Escribió el apóstol Pablo a la iglesia en Éfeso:

Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Efesios 5:15,16.

A la iglesia en Colosas exhortó que anduvieran «como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios» (Col 1:10).

¿Cómo podemos andar sabiamente, agradando a Dios en todo, llevando fruto, y creciendo en el conocimiento de Dios? Como en todos los aspectos de la vida debemos seguir un modelo, y ¿qué mejor modelo que nuestro Señor Jesucristo?

A continuación, veremos algunos detalles de la vida de Cristo, especialmente importantes para padres y maestros. Así como nosotros seguimos el ejemplo de Cristo, hay niños y jóvenes que siguen nuestro ejemplo. «Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo» (1 Cor 11:1) escribió Pablo a los corintios. ¿Podrías decir a tus hijos o a tus alumnos que te imiten? ¿Vives de tal manera que ellos pueden seguir confiadamente tus pisadas?

Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que [sigamos] sus pisadas.
1 Pedro 2:21

En 1 Timoteo 4:12, Pablo escribió a su hijo espiritual que fuera ejemplo de los creyentes en…

  • palabra
  • conducta
  • amor
  • espíritu
  • fe
  • pureza

Vale la pena que examinemos nuestra vida a la luz de estas palabras; pero más que nada a la luz del ejemplo que nos ha dado nuestro amado Salvador Jesucristo.

He aquí diez detalles muy significativos para ser ejemplo a los demás:

1 Jesús era poderoso en obra y en palabra

Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo. Lucas 24:19

Dios quiere ayudarnos para que la enseñanza que demos a nuestros alumnos y el ejemplo que manifestemos ante nuestros hijos no sea de palabras huecas sino respaldadas con el poder de Dios. Veamos como lo hizo Pablo:

Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. 1 Corintios 2:1-5.

2 Jesús era manso y humilde de corazón

«Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.» Mateo 11:29

Imagina cómo habrá sido el Señor en su trato con la gente y luego haz lo posible para reproducir esa conducta en tu vida. Trata a las personas con amabilidad; no seas arrogante ni pendenciero. Así como aprendemos de Jesús nuestros alumnos aprenden de nosotros. ¿Verdad que queremos reproducir buena calidad? Un empresario o comerciante que deliberadamente entrega malos productos no prosperará. Seamos maestros de excelente calidad y reproduciremos alumnos extraordinarios.

3 Jesús enseñaba con autoridad

Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Marcos 1:22

Jesús enseñaba con autoridad porque estaba respaldado por el Autor del Universo. Nosotros podemos enseñar con autoridad si estamos cimentados en la Palabra de Dios y sabemos a quién hemos creído. Pablo nos da ejemplo: «No me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día» (2 Timoteo 1:12).

4 Jesús era amigo de pecadores

«… amigo de publicanos y de pecadores» (Lucas 7:34).

Jesús fue invitado a un gran banquete en casa de Leví. Estaban a la mesa juntamente con Jesús y sus discípulos muchos publicanos. Los escribas y los fariseos murmuraban porque Jesús comía y bebía con ellos y con personas que ellos consideraban pecadoras.

«Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos –dijo Jesús–. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.» Lucas 5:31,32

Busquemos con amor a los perdidos. Seamos pacientes y compasivos con los que sufren y necesitan del favor y la misericordia de Dios. Cuando Jesús fue invitado a la casa de Simón el leproso, y una mujer pecadora derramó perfume a sus pies, los discípulos se enojaron porque lo consideraban un desperdicio. ¿Qué dijo Jesús?

«¿Por qué molestáis a esta mujer? pues ha hecho conmigo una buena obra. Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis. Porque al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura. De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella.» Mateo 26:10-13

En otra oportunidad Jesús comió en casa de un fariseo. Una mujer pecadora, «al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume». El fariseo pensó para sí que Jesús debía saber qué clase de mujer era ella. Él no se había preocupado en recibir a Jesús con la debida dignidad; pero la mujer pecadora con gran pasión le expresaba su devoción. Jesús dijo al fariseo: «Aquel a quien se le perdona poco, poco ama.» (Véase Lucas 7:36-50.)

El modelo de Jesús es de recibir con brazos abiertos a todo el que necesita de su amor. Él no desprecia a nadie. Son los pecadores que lo necesitan, y Jesús nos necesita a nosotros para mostrar su amor a los pecadores.

5 Jesús era amigo de los niños

Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: «Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.» Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía. Marcos 10:13-16

«Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar.» Mateo 18:6

En Mateo 18:1-14 podemos ver la gran importancia que Jesús da a los niños. Nuestro Padre celestial no quiere que ninguno se pierda. Seamos amables, cariñosos, considerados… y todas las virtudes que podamos expresar. Ellos siguen nuestro ejemplo. Amémoslos de corazón y no sólo de palabra.

6 Jesús era ferviente en la oración

Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba… Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba. Lucas 5:16; Marcos 1:35

Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. Hebreos 5:7

La oración es la respiración del alma. Es nuestra fuente de poder y fortaleza. Una preciosa promesa es que el Espíritu Santo nos ayuda al orar.

Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. Romanos 8:26,27

Sigamos el ejemplo de nuestro Maestro y seamos fervientes en la oración. Los niños son muy sinceros en su fe; ellos no dudan como los adultos. Si desde que son pequeños les enseñamos a confiar en el Señor, aprenderán a fortalecer su vida en Él y verán extraordinarias respuestas a sus oraciones.

7 Jesús hizo y acabó la obra de su Padre

«Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.» Juan 17:4

Jesús hizo incontables milagros y maravillas. El apóstol Juan al escribir su evangelio dijo que «hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir» (Juan 21:25). Resucitó muertos; pero no a todos. Sanó enfermos; pero no a todos. Echó fuera demonios; pero no de todos. De ser así ya no hubiera habido enfermos en Jerusalén; pero en Hechos vemos que sí los hubo.

Jesús hizo la obra que el Padre le dio que hiciera. Tenemos que aprender de su ejemplo y hacer la obra que Dios pone en nuestro corazón. Nadie puede hacer todo; pero cada uno puede hacer la obra a la cual Dios lo ha llamado. Pronto Jesucristo volverá por su Iglesia; mientras estamos aquí hagamos su obra con toda dedicación y amor.

«Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar.» Juan 9:4

Ojalá que todos, como el apóstol Pablo, busquemos acabar la carrera con gozo.

«Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.» Hechos 20:24

8 Jesús fue obediente hasta la muerte

Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia. Hebreos 5:8

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Filipenses 2:5-11

Cuando era joven solía «luchar» con el Señor cuando Él me impulsaba a hacer cierta cosa. Un día decidí que no valía la pena hacerlo porque a fin de cuentas siempre terminaba cumpliendo lo que el Señor me ordenaba. Era mejor decir que sí de una vez, y eso he puesto en práctica el resto de mi vida.

Una de las lecciones más importantes que podemos enseñar a nuestros alumnos (y a nuestros hijos) es la obediencia, a…

  • Dios
  • los padres
  • los maestros
  • las autoridades
  • las leyes

9 Jesús fue tentado en todo sin pecado

Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Hebreos 4:15

De una u otra manera todos somos tentados. Los niños que crecen hoy están expuestos a mucha más maldad y corrupción que hace años cuando yo era niña. La Internet es un medio maravilloso de comunicación; pero es también un lugar donde chicos y grandes pueden exponer su mente a muchísima maldad. La promiscuidad, el alcohol y las drogas, los juegos electrónicos… en fin, la lista es inmensa.

Padres y maestros tenemos la gran responsabilidad de cuidar de nuestros niños y jóvenes y enseñarles a seguir el ejemplo de Jesús de vencer la tentación. Él se compadece de nuestras debilidades y nos ayuda. Demos a la juventud el ejemplo de una vida santa.

10 Jesús anduvo haciendo bienes

«Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y… anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.» Hechos 10:38

Jesucristo no vino para ser servido sino para servir y dar su vida por nosotros. Me encanta la expresión «anduvo haciendo bienes». Hay muchísimas personas y organizaciones que hacen el bien, que prestan ayuda humanitaria. Pero necesitamos más gente de ese calibre.

¿Qué puedes hacer en tu mundo para seguir el modelo de Cristo de «hacer bienes»? Quizá sea algo tan sencillo como prestar una mano de ayuda al vecino.

Según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.
Gálatas 6:10

 

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Redactora de materiales pedagógicos con la gran pasión de difundir el amor de Dios y su poder salvador.