Jorge Müller, un apóstol de fe

Jorge Müller, un apóstol de fe

Jorge Müller vivió hace 200 años. Albergó a más de 10.000 niños en los orfanatos que fundó. Es increíble, ¿verdad? Pero lo más increíble es esto: ¡lo hizo todo basado en la oración! Nunca pidió ayuda a nadie, sólo a Dios. Se levantaba temprano cada mañana para orar.

La historia de su vida siempre me ha llamado la atención. Te recomiendo de todo corazón que trates de conseguir una biografía sobre su vida. ¡Es una lectura asombrosa! Busca también información en internet, por el nombre Jorge Müller. En YouTube hay videos.

Dios llamó a Jorge Müller para que se encargara de tantos huérfanos que había en esa época. Él siguió el llamado con la determinación de no pedir ayuda monetaria a nadie sino al Padre celestial. Comenzó con una casa y 30 niños. Al poco tiempo tenía cuatro casas y 150 niños que cuidar. Durante sesenta largos años, él cuidó de miles de niños huérfanos. Cuando murió, a los 93 años de edad, tenía cinco casas con más de 2.000 niños. Como ya dije, Jorge Müller albergó a más de 10.000 niños.

Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. 1 Juan 5: 14,15

Jorge Müller sabía que estaba haciendo la voluntad de Dios; por tanto, podía venir con confianza ante el trono de Dios. Tenemos una Perlita de lo que pasó un día en que los niños vinieron a desayunar y las mesas estaban vacías. «Demos gracias a Dios por el desayuno», dijo Müller. Lee La Perlita 367 y verás lo que pasó. Pulsa aquí.

Tenemos láminas y multimedia. Mi propósito es ayudar en lo que pueda a dar una variedad de «herramientas» a los maestros. Cada uno escoge lo que le atrae más para enseñar.

Como mencioné, Jorge Müller nunca pedía nada de nadie, sino solamente a Dios. Cada día se levantaba muy de mañana para orar. Todo lo que los niños necesitaban, él se lo pedía a Dios en oración. A veces Dios mandaba gran cantidad de dinero, otras veces llegaba poco; pero nunca les faltaba lo necesario.

Una mañana, cuando los platos y las tazas en las mesas estaban vacíos, Jorge nuevamente confió en el Padre celestial y oró a Dios que les mandara desayuno. El lechero les dejó la leche porque su carro se había malogrado afuera de la puerta del orfanato y no podria seguir repartiendo leche ese día. Vino también el panadero, a quien Dios había despertado muy temprano para que hiciera pan para los niños del orfanato.

Así era la vida de Jorge Müller. Como respuesta a sus oraciones recibió casas, dinero, gente que le ayudara, y todo lo que necesitaba para su ministerio a los huérfanos.

Algo que me impresiona mucho es que él, en los años que se supone que son de jubilación, empezó una gira misionera de 17 años. Esto me inspira a seguir dedicando mis fuerzas en la obra de Dios.

Tú y yo podemos ser los Jorge Müller del siglo XXI. Jesús nos ha prometido a todos que podemos hacer mayores obras que las que Él hizo. Depende de la fe.

De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré. Juan 14:12-14

PADRE DE LOS HUÉRFANOS

En el Salmo 68:5 dice que Dios es «padre de los huérfanos». Dios también es la «ayuda de los huérfanos». Dios pone en el corazón de hombres y mujeres, tales como Jorge Müller, que se preocupen de los huérfanos, porque a al Señor le importa mucho el bienestar de estos niños.

La oración y la fe van de la mano. Hace tiempo Dios puso en mi corazón un pensamiento, de orar por niños que no tienen nadie ora por ellos. Sin duda hay allí donde tú vives niños que no tienen nadie que intercede por ellos. Dios los conoce. ¿Quisieras orar por ellos?

La promesa de Jesús, que si pedimos algo en su nombre, lo hará, sigue tan viva como el día en que Él la dio. ¿Qué necesitas? El apóstol de la fe, Jorge Müller, llevaba ante el trono de Dios todas sus necesidades.

En La Perlita 81 tenemos la historia de lo que Dios hizo por una viuda y sus hijos huérfanos de padre.

Andrés era el menor de ocho hermanos. Su mamá tenía que trabajar duro para dar de comer a todos. Tenían un pequeño criadero de pollos. Algunas veces les iba bien y podían vender muchos pollos, pero otras veces los pollos se enfermaban y morían, dejando a la familia sin ganancias.

Una cosa habían aprendido Andrés y sus hermanos, que aunque su padre había muerto, tenían un Padre celestial que cuidaba de ellos. Un día cuando Andrés vio que su madre lloraba, le preguntó:

–¿Qué pasa, mamita? ¿Por qué lloras?

–Andresito, mi amor, estoy muy triste. Se me ha terminado el dinero, los pollos están enfermos, y sólo me queda un poco de harina en el envase.

–Mamita –dijo Andrés–, ¿no crees que Dios oye cuando la cuchara raspa el fondo del envase?

La pobre mujer secó sus lágrimas y reconoció que era muy cierto lo que Andrés le decía. El Padre celestial no los iba a abandonar. Y Dios no los abandonó.

Al día siguiente unos vecinos les trajeron una canasta de víveres. ¡Qué alegría sintieron Andrés y su mamá!

–Mamita, ya ves –dijo Andrés–. Dios escuchó cuando la cuchara raspó el fondo del envase.

Dios es también tu Padre celestial. Jesús dijo que, así como Dios viste a las flores y alimenta a los pajaritos, Él cuida de nosotros. Él nunca nos abandona.

En la serie «Personajes de la Biblia», que está lista para usar, hay un ejempla tras otro del cuidado de Dios y sus maravillas. El libro de Hechos es solo el comienzo de las obras del Espíritu Santo. Hoy, más que nunca, necesitamos su poder. Y Él obra maravillosamente.

Ya estoy poniendo las lecciones de «Corazón misionero». En otro blog voy a explicar acerca de estas lecciones, que podemos usar para incentivar la obra misionera, no solo en la iglesia sino también en el hogar.

Estimados padres y maestros, es mi profundo deseo que aprendamos a confiar cada día más en Dios y que con el ejemplo de nuestra vida inspiremos a niños y jóvenes a entregar su vida de lleno a Cristo, para que sean una nueva generación de «apóstoles de fe».

¡Bendiciones!

 

 

About the Author

Redactora de materiales pedagógicos con la gran pasión de difundir el amor de Dios y su poder salvador.