De teoría a experiencias de fe viva

De teoría a experiencias de fe viva

Han pasado dos semanas desde mi jubilación y, como me hizo recordar un amigo, es motivo de júbilo. He cumplido fielmente muchos años de trabajo y ahora mi recompensa es no tener que atenerme a horarios de oficina. La verdad es que sigo trabajando pero en horas que a mí me convienen.

Con mis compañeras de trabajo en el día de mi junilación
Con mis compañeras de trabajo en el día de mi jubilación

Miro hacia atrás y recuerdo la fidelidad de Dios; miro hacia delante y veo brillar las promesas del Señor.

El año que yo nací uno de los jóvenes pastores suecos de la época ejercitó su fe en nuestro fiel y poderoso Dios.

Gustavo pastoreaba una pequeña iglesia. El sueldo no era grande; apenas alcanzaba para lo más necesario. Una noche, antes de que saliera para ir al culto, su esposa le dijo: “Hijo, no te olvides de la hora. A las diez de la noche sale el tren; no lo pierdas. Tienes un compromiso importante.”

Gustavo sabía del compromiso. Un colega lo había invitado a dar una serie de reuniones sobre el tema de la fe. Tendría que viajar toda la noche en tren; el problema era que no tenía dinero para el pasaje.

Fue al culto y predicó un buen mensaje. Oró por los necesitados y se olvidó por completo del viaje y de su billetera vacía. De pronto miró el reloj y vio que faltaban sólo treinta minutos hasta que partiera el tren. Disculpándose salió del local con la maleta en la mano. Iría a la estación de trenes para ver qué milagro Dios obraría.

Al salir a la calle se topó con un hombre que le extendió la mano y puso algo en la mano de Gustavo.

–Perdón –dijo Gustavo–, estoy apurado. Voy a tomar el autobús para ir a la estación de trenes. No debo llegar tarde.

–No es necesario –dijo el extraño–. Tengo aquí mi auto. Yo lo llevaré.

Gustavo miró lo que el hombre había puesto en su mano. Casi no podía creerlo. ¡Era el dinero que necesitaba para comprar el boleto!

–Disculpe –dijo al hombre–. ¿Por qué me ha dado usted este dinero? ¿Cómo sabía que yo lo necesitaba urgentemente?

–Simplemente obedecí órdenes. Estaba en casa, tranquilo. De pronto una voz me dijo: “Corre a la calle y dale dinero al primer hombre con quien te encuentres.” Era tan clara la orden que tuve que salir corriendo. ¡Y me encontré con usted!

Con esa notoria experiencia Gustavo predicó formidablemente en las reuniones e inspiró a los oyentes a tener fe.

 

Mi primera experiencia de fe en Dios la tuve de niña cuando fui sanada de alergias. Sucedió en Chile cuando tenía siete años de edad. Teníamos la visita de un predicador que oraba por los enfermos. Yo pedí oración con mi fe de niña y Dios me sanó. Desde entonces, una y otra vez, he visto la poderosa mano de Dios obrar en mi vida. Ahora estoy ejercitando mi fe para sanar completamente de los efectos del cáncer.

 

A veces Dios obra instantáneamente, otras veces nos hace esperar un poco; pero Dios siempre responde y nunca falla a sus promesas.

 

Los que enseñamos la Palabra de Dios tenemos el glorioso privilegio de infundir en nuestros alumnos no sólo la fe salvadora sino una inconmovible fe en que Dios todo lo puede.

 

Si eres padre esto es aún más importante, pues cada segundo del día eres maestro. Tus hijos aprenden de ti y siguen tu ejemplo.

 

En su carta a su hijo espiritual Timoteo, Pablo escribe: “Yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (2 Tim 1:12). Hay que tener esa convicción al enseñar. Una cosa es relatar acontecimientos bíblicos como teoría, otra cosa es decir: “Yo sé que esto es cierto porque lo he experimentado.” Hay que pasar de la teoría a una experiencia de fe viva. Eso es lo que más que nada necesitamos hoy.

 

Pidamos a Dios que nos dé experiencias que aumente y fortalezcan nuestra fe. Él tiene incontables tesoros y bendiciones sin fin. El testimonio más poderoso de mi vida es que no hay nada que Dios no pueda hacer. Las cosas que escribo y las lecciones que publico han nacido de mis experiencias en comunión con Dios. Es el profundo deseo de mi corazón que cada maestro sienta lo mismo.

 

No enseñes la Palabra de Dios como si fuera matemáticas o geografía. Enséñala como lo que es: la viva y transformadora palabra del Señor. Cuando el apóstol Pablo predicó a los corintios no lo hizo con humana sabiduría sino con demostración del Espíritu de Dios para que la fe de ellos no esté fundada en sabiduría humana sino el poder de Dios (véase 1 Corintios 2:1-5).

 

 

 

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Gustavo tuvo una viva experiencia de la provisión de Dios para ilustrar sus enseñanzas sobre la fe. Yo podría pasar días relatando todas las maravillas que Dios ha hecho en mi vida cuando he puesto toda mi confianza en Él. Pide a Dios que te ayude a crecer en la gracia y a confiar más plenamente en Él cada día. Con su ayuda tus enseñanzas pasarán de la teoría a la experiencia de una fe viva. Ármate de valor y fe para ser un poderoso testigo de Cristo y su extraordinario poder.

 

Al final de su vida, el caudillo Josué confirmó al pueblo de Dios que el Señor no los había fallado.

 

“No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió… reconoced, pues, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, que no ha faltado una palabra de todas las buenas palabras que Jehová vuestro Dios había dicho de vosotros; todas os han acontecido, no ha faltado ninguna de ellas” (Josué 21:45; 23:14).

 

Esto fue confirmado por el rey Salomón cuando bendijo a la congregación en la dedicación del Templo.

 

“Bendito sea Jehová, que ha dado paz a su pueblo Israel, conforme a todo lo que él había dicho; ninguna palabra de todas sus promesas que expresó por Moisés su siervo, ha faltado” (1 Reyes 8:56).

 

¿Tienes alguna necesidad apremiante? ¿Estás en una encrucijada y no sabes qué hacer? ¿Te parece que tus problemas son como montañas imposibles de escalar? Dios nos ha dado “preciosas y grandísimas promesas” (2 Pedro 1:4). Lee la Palabra hasta “empaparte” de ella. Sumerge tu ser en las promesas de Dios. En cualquier circunstancia, por más imposible que parezca, Dios tiene la solución. Espera en Él. Confía en su poder. Con su ayuda serás más que vencedor.

 

About the Author

Redactora de materiales pedagógicos con la gran pasión de difundir el amor de Dios y su poder salvador.