La joya más preciosa

La joya más preciosa

El tiempo es una joya preciosa. Es un regalo divino que una vez utilizado nunca vuelve, y para el mal uso no hay remedio. Puesto que cada minuto que pasa es único, reflexionemos sobre el gran valor de ese tesoro.

Todos disponemos de 24 horas diarias; 1.440 preciosos minutos que cada día llenamos de algo; 86.400 segundos.

Acostumbramos decir: “¡No tengo tiempo!” Eso no es cierto. Tiempo tenemos; la cosa es: ¿cómo disponemos del tiempo?

Se cuenta de un árabe que estaba muy afligido. Un viajero lo encontró sentado a la sombra de una palmera y le ofreció ayuda.
–¡Ay! –dijo el árabe con tristeza–, acabo de perder la más preciosa de las joyas.
–¿Qué clase de joya era? –preguntó el viajero.
–Era una joya como jamás volverá a hacerse otra. Estaba tallada de un pedazo de piedra de la Vida y había sido hecha en el taller del Tiempo. La adornaba veinticuatro brillantes, alrededor de los cuales se agrupaban sesenta brillantes más pequeños. Nunca se hará otra igual.
–Esa joya debe haber sido muy preciosa. Pero seguramente se puede hacer otra similar.
–La joya perdida –respondió el árabe, pensativo–, era un día, y un día que se pierde no vuelve a encontrarse jamás.

Si llegas a vivir hasta los 70 años, habrás empleado como término medio:

          23 años en dormir
          47 años despierto
          6 meses lavándote y bañándote
          4 a 6 años comiendo
          13 años hablando
          14 años trabajando
          25 años en paseos, viajes, y tiempo libre
          6 meses asistiendo a la iglesia, si vas una vez por semana

 

Me preocupa el poco tiempo que se dedica al Señor. Dice el apóstol Pablo en Efesios 5:15,16: “Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos.”

hora-2Hoy estamos más ocupados que nunca. Muchos al parecer estamos haciendo una carrera con el tiempo, pero ¡perdiendo! No llegamos a realizar lo que aspiramos. Hay tanto que consideramos urgente que muchas veces perdemos de vista lo importante. Aprende a hacer lo importante antes que lo urgente.

¡Qué distinta la experiencia de nuestro Señor! Al final de su ministerio, luego de tres años de labor intensiva, pudo decir: “He llevado a cabo la obra que me encomendaste” (Juan 17:4). ¿Cómo pudo decir tal cosa después de sólo tres años? ¿No quedaba todavía mucho por hacer?

¿Qué de todos los paralíticos y los cojos? ¿Qué de los que todavía cargaban con el peso del pecado? ¿Qué de las mujeres samaritanas que no tuvieron un encuentro con Cristo?

La respuesta es sencilla: Jesús no trató de resolver cada día todos los problemas del mundo. Dio solución a los problemas que su Padre le encomendaba. Dejó lo demás en manos de Él.

Tomemos por ejemplo el caso “urgente” de la enfermedad de Lázaro (Juan 11). María y Marta enviaron a llamar a Jesús con URGENCIA; pero Jesús se quedó todavía en el lugar donde estaba. A Él más le importaba la voluntad de Dios que un caso “URGENTE”. A su debido tiempo Jesús fue a Betania, y allí hizo el gran milagro de resurrección de su amigo Lázaro.

Hay muchas cosas que Dios considera de suma importancia que nosotros ponemos de lado por hacer algo, que a nuestro modo de ver, es “URGENTE”. Cosas importantes como la oración intercesora, el estudio profundo de la Palabra, el testimonio de nuestra fe, las obras de caridad, son puestas de lado por tantas cosas que consideramos que TENEMOS que hacer.

¡Con qué satisfacción habrá exclamado el Señor: “¡He llevado a cabo la obra!” Al final de su vida el misionero Pablo pudo decir: “He terminado la carrera” (2 Tim 4:7). ¡Qué maravilloso sería expresar palabras similares al finalizar nuestro peregrinaje!

Pregúntate: ¿Qué es lo más importante que debo hacer hoy? ¿Cómo debo disponer mi tiempo? ¿Qué debo hacer para no malgastarlo?

hora-3He aquí algunas sugerencias prácticas para el buen uso del tiempo:

1. Fija metas. El modo de emplear el tiempo depende de las metas. ¿Cuáles son las tuyas? Mejorar el mundo en que vives, utilizar al máximo los talentos que Dios te ha dado, glorificar a Cristo en todo lo que haces, dar tu vida por los hermanos…

2. Analiza cómo usas el tiempo. Después de decidir las metas que quieres alcanzar tienes que aprender a fijar prioridades. No se puede hacer todo en la vida, por eso es importante que analices cómo usas el tiempo que Dios te ha dado. Tendrás que dejar de hacer ciertas cosas para dedicarte a aquellas que te lleven a alcanzar tus metas.

3. Planifica el día. Es bueno hacer cada mañana una lista de las cosas que unos tiene que hacer ese día. Anota primero en la lista los asuntos de más importancia, y ¡manos a la obra! Lo que no termines ese día, pásalo a la lista del día siguiente.

4. Aprende técnicas para el buen uso del tiempo.

A. Practica la lectura rápida. Hay libros que explican al respecto. Hay personas que leen hasta 1.200 palabras por minuto.

B. Pon las cosas en su sitio para no tener que ir buscando por toda la casa. Reúne los materiales o útiles antes de empezar un trabajo. Por ejemplo, ANTES de empezar a estudiar alista los libros, los cuadernos, y el lapicero.

C. Haz lo difícil primero. La tendencia común es dejarlo para el final. Cuando la mente está despejada y fresca se logra mejores resultados.

D. Planea tiempos libres para recreación. El cuerpo necesita tanto el trabajo como el descanso. Una mente descansada trabaja mejor que una mente agotada.

Como ya he dicho, cada persona dispone de la misma cantidad de tiempo. La decisión personal está en cómo emplearlo.

El novelista escocés, Sir Walter Scott, tenía un reloj de sol en el patio, y encima de él las palabras griegas epxetal vue (la noche viene). Quería recordar las palabras de Jesús: “Viene la noche cuando nadie puede trabajar” (Juan 9:4).

hora-1Los acontecimientos mundiales coinciden con las profecías bíblicas de los últimos tiempos. Muy pronto vendrá Jesús para llevar a su Iglesia al hogar celestial. En vista de la eternidad es aún más importante que velemos por el buen uso de la preciosa joya del tiempo.

“Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría” (Salmo 90:12).

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Redactora de materiales pedagógicos con la gran pasión de difundir el amor de Dios y su poder salvador.