La obediencia: clave de una vida feliz

La obediencia: clave de una vida feliz

Cierto comerciante necesitaba en su negocio un muchacho de mandados. Puso un aviso en la puerta, y pronto su tienda se llenó de jovencitos que deseaban el trabajo. No sabía a cuál escoger, así que no empleó a ninguno. Sacó el aviso y puso otro un poco diferente. Decía:

 

SE NECESITA UN MUCHACHO DE MANDADOS
QUE SEPA OBEDECER A SU MAMÁ.

 

    Sólo dos jóvenes respondieron al aviso. Uno de ellos fue contratado, pues el comerciante sabía que se podía confiar en un muchacho que obedecía a su mamá.

    La obediencia es una de las lecciones más importantes que los padres pueden enseñar a sus hijos. Es como darles una maleta de buena provisión para el viaje por la vida.

    La desobediencia al mandato de Dios causó la caída de nuestros primeros padres en el Edén. Toda la raza humana sufre las consecuencias de esa primera desobediencia. ¡Es grave este asunto!

 

¿Cuándo se debe empezar la instrucción?

   

    Una madre pregunto a un educador de renombre:

    –¿Cuándo debo enseñar a mi hijo a obedecer?

    –¿Cuándo nacerá el niño? –le pregunto éste.

    –¿Nacer? –respondió la mujer, sorprendida–. ¡Ya tiene cinco años!

    –Mi apreciada señora –respondió el educador–. Usted ya ha perdido los mejores cinco años.

    

    La obediencia es clave para una vida feliz. Todos deseamos esa clase de vida; tanto los padres como los hijos. Practiquemos, pues, la obediencia. No hay cosa de más valor en la vida.

    Así como se necesita una clave al principio de un pentagrama para escribir una pieza musical, se necesita una clave para una vida feliz.

    Sin la clave las notas carecen de valor y significado. Así también es respecto a la vida. Tiene poco valor si uno no ha aprendido la obediencia.

 

 

sarahpiano

 

    Esta es mi nieta Sara. Para que ella aprenda a tocar piano tiene que seguir las reglas musicales. Si lo hace debidamente, con el tiempo producirá bellas y armoniosas melodías.

 

La obediencia vale más que los sacrificios

    “El obedecer es mejor que los sacrificios”, leemos en 1 Samuel 15:22. El profeta Samuel pronunció esas palabras después de la desobediencia del rey Saúl; una desobediencia que le costó el trono. ¡Cuán importante es obedecer!

     Para vivir en armonía con Dios y el mundo que nos rodea, tenemos que respetar las reglas y la autoridad. Nadie vive para sí mismo; todos dependemos el uno del otro y nos debemos respeto.

 

    davidglassesEn una conversación con mi nieto David, él expresó lo que todos sabemos: “Abuelita, es muy difícil obedecer.” Desde tierna edad él y sus hermanas están aprendiendo que la desobediencia trae amargas consecuencias. Cuando su padre los castiga, les dice francamente que lo hace para que ellos aprendan a obedecer.

    Si un niño no aprende la obediencia en su primer ambiente, el hogar, ¿cómo aprenderá después este fino arte de la vida? Si los padres no enseñan a sus hijos a obedecer, ¿quién lo hará?

    Un niño “malcriado” (criado mal), que no sabe obedecer en casa ni en la escuela, más tarde en la vida se rebelará contra las autoridades de la ciudad o el pueblo donde vive. No conseguirá un buen trabajo, porque no sabe obedecer y respetar las reglas. Lo peor de todo es que no estará preparado para someterse a la voluntad de Dios.

    La mayor ambición de los padres debe ser enseñar a sus hijos la obediencia. Si descuidamos esta parte de la educación, más tarde tendremos que llorar amargas horas por los hijos que andan por caminos del mal.

 

La mejor herencia para los hijos

    

    Las reglas alteran sus formas y la autoridad que las hace, cambia; pero la necesidad del respeto y la obediencia es permanente. ¡Feliz el niño que lo aprende desde la cuna!

    “¿Qué hizo usted para criar a un hijo tan espléndido?”, alguien preguntó a la madre de Jorge Washington, el primer presidente de los Estados Unidos. “Sencillo –respondió ella–. Le enseñé a obedecer.”

    No importa si no podemos dejar gran herencia material a nuestros hijos. Lo que más vale es el fundamento espiritual y moral que pongamos en la vida de ellos. ¡Esa es la mejor herencia!

    Enseñemos la obediencia a nuestros hijos y quedarán eternamente agradecidos.

 

Pepitas de oro

 

Tu obediencia a Dios hoy determinará tu servicio a Él mañana.  

 

Todo gran hombre primero aprendió a obedecer: a quién y cuándo.

 

La obediencia a Dios es la mejor receta para salud espiritual.

 

 

Jesús fue el único niño que supo más que sus padres; sin embargo obedeció.

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Redactora de materiales pedagógicos con la gran pasión de difundir el amor de Dios y su poder salvador.