La excelencia de la bondad

La excelencia de la bondad

Si 1 Corintios 13 es la alabanza o excelencia del amor, el libro de Rut es la alabanza o excelencia de la bondad. Pocas veces se ve un amor tan dedicado y genuino como el de la joven Rut hacia su suegra.

Tengo una triste experiencia personal. Antes que mi hija se casara con el amor de su vida, él era un muy buen amigo de la familia. Después de casada mi hija, mi yerno cambió totalmente en su trato. Cuando le he comentado que siento tristeza porque ya no tenemos una relación de amistad como antes, su respuesta es que ahora soy su suegra. No llego a entender ese razonamiento. Sí sé que se hacen muchos comentarios y chistes acerca de las suegras. Pero pienso que entre suegra y yerno puede haber amistad. El Libro de Rut nos da el ejemplo de una bella relación que hubo entre una suegra y su nuera.

Un huayno que recuerdo de los años que vivía en la sierra peruana, dice:

Cuando se muera mi suegra la enterraré boca abajo
Para que si resucita, siga cavando pa’ abajo.

Como cristianos no debiéramos tener la mentalidad del mundo; más bien, como amonesta el apóstol Pablo, nos toca vestirnos de amor y bondad, de entrañable misericordia.

Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Colosenses 3:12-14

Veamos brevemente la situación de Noemí, una mujer azotada por la vida, para quien su nuera llegó a ser mejor que siete hijos.

Cuando fallaron las cosechas y hubo hambre en Belén, la «casa del pan», Elimelec y su familia fueron a vivir en Moab. Había una ordenanza de Dios acerca de Moab, de que los moabitas no debían entrar en la congregación de Jehová, ni hasta la décima generación. Cuando los israelitas vagaban en el desierto, ellos habían contratado a un profeta para que maldijera a Israel, motivo por el cual Dios dijo que no tuvieran amistad con ellos.

No entrará amonita ni moabita en la congregación de Jehová, ni hasta la décima generación de ellos; no entrarán en la congregación de Jehová para siempre, por cuanto no os salieron a recibir con pan y agua al camino, cuando salisteis de Egipto, y porque alquilaron contra ti a Balaam hijo de Beor, de Petor en Mesopotamia, para maldecirte. Mas no quiso Jehová tu Dios oír a Balaam; y Jehová tu Dios te convirtió la maldición en bendición, porque Jehová tu Dios te amaba. No procurarás la paz de ellos ni su bien en todos los días para siempre. Deuteronomio 23:3-6

Como veremos, incluso de una nación maldita, Dios puede traer algo bueno, porque nuestro Dios es misericordioso y perdonador. El Señor mostró su misericordia a Rut, permitiendo que ella sea un ejemplo de las naciones que participaron en las bendiciones de la Redención.

La bondad de Rut

En lugar de confiar en el Señor para que les supliera el pan, Elimelec se trasladó con su familia a los campos de Moab. Para Noemí Moab se convirtió en un lugar de tristeza y dolor, ya que su marido y sus hijos murieron allí. Primero falleció su marido; entonces sus hijos se casaron con mujeres moabitas: Rut y Orfa. Después sus dos hijos murieron. ¡Qué triste situación para una viuda, especialmente en los tiempos antiguos!

Pero Dios mostró su misericordia. Dios es amor, y el amor es bueno. Tito escribe acerca de la bondad de nuestro Salvador, que se dio a sí mismo en sacrificio por nuestra salvación.

Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo. Tito 3:4,5

Noemí participó en una historia de amor de verdadera bondad. Cuando decidió volver a su pueblo, a la «casa de pan», su nuera Rut no le permitió volviera sola.

Cuando Noemí insistió en que Rut se quedara en Moab, Rut respondió:

«No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos.» Rut 1:16,17

Lee el libro de Rut. Es breve, de sólo cuatro capítulos; pero es un tesoro de amor. Lo más hermoso es cómo Rut, la moabita, decidió seguir al Dios de Israel. Podemos suponer que había visto en Noemí un buen ejemplo de lo que significaba servir a Jehová.

Cuando Noemí y Rut llegaron a Belén, Rut de inmediato fue a trabajar. Espigó cebada en los campos de Booz, un pariente de Elimelec. Él era un buen hombre y dejó que Rut trabajara con sus segadores.

Había una costumbre en Israel, de que los segadores no recogían espigas hasta los últimos rincones, sino que dejaban algo para los pobres y los extranjeros; por eso, Rut pudo ir a trabajar. Cada noche, la bondadosa nuera volvía a casa con cebada para ella y su amada suegra. Después, cuando comenzó la cosecha de trigo, siguió trabajando.

La bondad de Rut resultó en que Booz la tomara en matrimonio. Él era su pariente redentor, y la redimió. Es una bella analogía de lo que Jesús hace por cada uno de nosotros. ¡Nos redime!

De su unión llegó Obed, el abuelo del rey David.

Las mujeres de Belén se llenaron de alegría, y bendijeron a Noemí, declarando que Rut era para ella más que siete hijos.

Y las mujeres decían a Noemí: «Loado sea Jehová, que hizo que no te faltase hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel; el cual será restaurador de tu alma, y sustentará tu vejez; pues tu nuera, que te ama, lo ha dado a luz; y ella es de más valor para ti que siete hijos.»

Y tomando Noemí el hijo, lo puso en su regazo, y fue su aya. Y le dieron nombre las vecinas, diciendo: «Le ha nacido un hijo a Noemí»; y lo llamaron Obed. Este es padre de Isaí, padre de David. Rut 4:14-17

El amor es bueno. ¡Qué palabras más bellas, verdad? Rut era buena. Ella se ha convertido en un ejemplo de bondad a lo largo de los siglos.

La bondad es fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22).

La gente amable deja una impresión. Recuerdo que cuando era niña le comenté a mi madre acerca de una misionera a quien estaba a punto de conocer. «Ella es fea», le dije a Mamá. Ella me contestó que esperara a dar una opinión hasta haberme encontrado con ella. No pasó mucho tiempo hasta que cambiara mi percepción. Después de conocerla y hablar con ella unos minutos, ¡esa misionera me pareció la mujer más hermosa que jamás había visto! Eso es lo que puede hacer la bondad. La misionera se llamaba Noemí. Por fuera no era atractiva, pero su interior bondadoso iluminaba su rostro de tal modo que parecía aún más hermosa que una reina de belleza.

Como Richard Gere dice: «Todo el mundo responde a la bondad.» La bondad es un regalo, el más valioso que jamás se puede dar a alguien. Como se dice: «La bondad es el lenguaje que los sordos pueden oír y los ciegos pueden ver.»

Bondad cita

Dando un vistazo hacia atrás puedo pensar en personas amables que se han cruzado en mi camino, o mejor dicho, con quienes me he cruzado. Nelly, Ingegärd, Gun, Olga, Larry, Marita, Lizzy, Clemencia, Nancy… podría pasar días escribiendo sobre todas las personas amables que he conocido. Lo mejor es que estuve casada 38 años con un buen hombre.

Tal vez quieras hacer tu propia lista. ¿Quién ha impresionado tu vida? Por otro lado, ¿estás dejando impresiones mediante la bondad? Ningún acto de bondad, por más pequeño que sea, jamás es un desperdicio.» ¿Recuerdas que los discípulos consideraron que la ofrenda de amor extravagante de María fue un desperdicio?» (Léelo bajo el tema del Amor.)

Cada persona con quien nos encontramos tiene su propia lucha; cada quien tiene cosas que no conocemos. Seamos amables. Leemos acerca de nuestro Dios que Él es bueno hasta con los ingratos y malos.

No es difícil amar a las personas amables, pero la verdadera medida de bondad es cuando somos amables con los desagradables. Como se ha dicho, «ellos nos necesitan más».

Escuchemos a Jesús:

Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman.

Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo.

Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto.

Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos. Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. Lucas 6:32-36

Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. Efesios 4:32

¡Trata siempre de ser amable con todos!

¿Hay alguien para quien puedes ser mejor que «siete hijos»?

Peca el que menosprecia a su prójimo; mas el que tiene misericordia de los pobres es bienaventurado. El que oprime al pobre afrenta a su Hacedor; mas el que tiene misericordia del pobre, lo honra. Proverbios 14:21, 31

Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos. 1 Tesalonicenses 5:15

Lo mejor que puedes hacer por tu Padre celestial es ser bueno con alguno de sus hijos.

No pierdas ninguna oportunidad de ser bueno.

Si eres nuera, sigue el ejemplo de Rut y sé lo más amable posible con tu suegra.

Si eres yerno, no sigas la costumbre del mundo de «rebajar» a tu suegra; más bien, ponla en alto. Hónrala. Ella podría llegar a ser tu mejor aliada.

Amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios.

¡Seamos buenos!

 

franja bondadTodo el material de enseñanza sobre este tema está en la página: 2016 Año de la Fragancia. Hay una lección bíblica para niños acerca de Rut.

Para imprimir este tema: Alabanza de la Bondad

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Redactora de materiales pedagógicos con la gran pasión de difundir el amor de Dios y su poder salvador.