Una coma en la gramática de la vida

Una coma en la gramática de la vida

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Siento la urgencia de opinar sobre la importancia de una coma. Uno de mis compañeros de trabajo me mandó un correo con esta observación:

Tomado de la página dedicatoria de un pío autor:
“Con agradecimiento a mis padres, la madre Teresa y el Papa.”

Inmediatamente me imaginé a la madre Teresa casada con el Papa, ¿pero con cuál de ellos? Este es un perfecto ejemplo de la importancia de una coma. ¡Por supuesto que el autor quería agradecer a sus padres, a la madre Teresa, y al Papa!

A veces nos sentimos muy insignificantes. Pensamos que a nadie le va ni le viene si estamos aquí o allá, y nos restamos importancia. De vez en cuando me pregunto si alguien me echaría de menos si yo no estuviera aquí. Me imagino que por lo menos mi hija y mis nietos llorarían mi ausencia.

¡Alto! Hasta una pequeña coma marca una gran diferencia… ¡Pero la coma tiene que estar en su debido lugar!

Dios nos ha hecho formidables, maravillosas son sus obras. En su libro estaban escritas todas las cosas que luego fueron formadas, “sin faltar una de ellas”, ¡ni siquiera una coma! (Vea el Salmo 139.) Somos tan importantes para Dios que hasta tiene contados cada uno de nuestros cabellos.

Como miembros del Cuerpo de Cristo cada cual tiene su lugar. En efecto, “Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?… Los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios; y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro.” (Vea 1 Corintios 12:18-25.)

Me admiro al contemplar los cielos las montañas los árboles las flores los pajarillos los niños los ancianos. ¿Qué es eso de no ser más que una coma? ¡Fíjese cuán necesarias son! Volvamos a intentarlo: Me admiro al contemplar los cielos, las montañas, los árboles, las flores, los pajarillos, los niños, los ancianos.
La próxima vez que usted se sienta insignificante, como si no fuera más que una coma en la gramática de la vida, piense en la gran diferencia que produce en la oración gramatical una coma puesta en su debido lugar.

Hoy, mañana, y siempre seamos “comas” dispuestas a ser colocadas por Dios exactamente donde Él quiere.

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Redactora de materiales pedagógicos con la gran pasión de difundir el amor de Dios y su poder salvador.