La Navidad de un Zapatero

La Navidad de un Zapatero

Te invitamos a usar esta historia para el programa de Navidad en la iglesia o en casa con tus hijos. La encontrarás en la sección Páginas, bajo Historias ilustradas.

Nav.Zap1colorEra la víspera de la Nochebuena. El zapatero Martín había adornado lo mejor posible su humilde zapatería; tenía muchos deseos de que el Señor Jesús lo visitara.

Esa noche soñó que al día siguiente, en Nochebuena, el Señor lo visitaría. Se levantó temprano a la mañana siguiente para poner todo en orden. Limpió cada rincón de la zapatería. Quería que todo estuviera hermoso para la visita de Jesús.

LLEGÓ UN ANCIANO

Esperó toda la mañana pero lo único que pasó fue que un anciano se acercó a pedir que lo dejara descansar un rato. Martín vio que los zapatos del anciano estaban muy gastados. Después que éste se calentara y bebiera un poco de café, Martín le ofreció un nuevo par de zapatos.

–Gracias, don Martín –dijo el anciano cuando siguió feliz su camino–. Estos son los mejores zapatos que he tenido en mi vida.

UNA MUJER CON UN BEBÉ

Ya era mediodía y el zapatero seguía esperando la visita de Jesús. Lo único que pasó fue que llegó una mujer con ropa gastada,

que llevaba a su bebé en brazos. Don Martín sintió mucha compasión por ella y le dio una taza de café con leche caliente y unas monedas. Hasta le ofreció su cobija para que envolviera al bebé, porque afuera hacía mucho frío.

–El Señor te bendiga, buen hombre –dijo ella, con lágrimas en los ojos, al salir de la zapatería.

UN NIÑO PERDIDO

Ya era tarde y el Señor Jesús no había venido a visitar al zapatero. Martín miró de a un lado a otro calle abajo pero no vio a Jesús. Sólo vio a un niño, parado en una esquina, que lloraba.

El niño estaba perdido, y Martín se sintió un poco disgustado

porque tuvo que dejar la zapatería para ayudar al pequeño a encontrar su casa. Quizá el Señor Jesús aparezca en la zapatería cuando yo no estoy, pensaba Martín un poco preocupado; pero no podía dejar de ayudar al niño.

TRES VECES LLEGÓ JESÚS

Al regresar a la zapatería estaba seguro de que ya había pasado

por allí el Señor. Se imaginada cómo habría sido la llegada de Jesús. Martín hubiera abierto la puerta de par en par, lo hubiera invitado entrar, y le hubiera servido café y pan con queso. Después

le hubiera besado las manos y le hubiera lavado los pies, y se hubiera sentado a conversar con Él.

Entonces escuchó una voz al oído. «Martín, Martín, ¿no me conoces?» Y de un rincón salió el anciano, que le sonrió y luego se disipó como una nube.

«Soy yo », repitió la voz. Y de la oscuridad, surgió la mujer con el bebé, que también se desvaneció en las sombras.

«Soy yo», volvió a oír. Y vio al niño que había estado perdido, que le sonreía. Éste también desapareció.

Entonces Martín comprendió que el Señor Jesús lo había visitado tres veces ese día.

  • Jesús estaba en el anciano con los zapatos gastados.
  • Jesús estaba en la mujer que llevaba al bebé en brazos.
  • Jesús estaba en el niño perdido, que lloraba.

LA MEJOR NAVIDAD

Martín se dio cuenta de que lo que hacemos por amor a otras personas es como si lo hiciéramos por Jesús. Esa noche se acostó muy contento de haber recibido la visita de Jesús en las personas que llegaron a su puerta.

Para el zapatero Martín, esa fue la mejor Navidad.

CUANDO VENGA JESÚS

Jesús nos enseñó a amar a nuestro prójimo. Él toma en cuenta aun lo más insignificante que hacemos en su nombre. Jesús dijo que cuando Él venga en toda su gloria, con todos sus ángeles, se sentará en su trono y juzgará a las naciones. A los que le han obedecido les dirá: «Vengan y reciban su herencia.»

  • tuve hambre, y me dieron de comer
  • tuve sed, y me dieron de beber
  • fui extranjero, y me dieron alojamiento
  • necesité ropa, y me vistieron
  • estuve enfermo, y me atendieron
  • estuve en la cárcel, y me visitaron

¿Por qué Jesús dirá algo así? Porque al servir a los demás es como que lo hacemos por Él.

Jesús no nos visita en persona; pero al ayudar a los necesitados,

en nombre de Jesús, es como que lo hacemos por Él.

«Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos,
aun por el más pequeño, lo hicieron por mí.»
Mateo 25:40, NTV

 

About the Author

Redactora de materiales pedagógicos con la gran pasión de difundir el amor de Dios y su poder salvador.