El regalo de la amistad

El regalo de la amistad

Según Sócrates, filosofo griego, conseguir un amigo es la mayor ganancia. ¿Quién no quisiera ese premio? Como seres humanos tenemos una necesidad innata de dar y recibir amor. Anhelamos una palabra de aliento, una mirada cariñosa, un gesto de comprensión… deseamos ser queridos y apreciados.
Nadie es una isla. No podemos vivir solos y aislados; necesitamos el uno del otro. Necesitamos quienes nos comprendan. La pregunta es: ¿cómo lograrlo?
La mejor manera de conseguir amigos, es siendo amigo, como lo expresara el sabio Salomón: “El hombre que tiene amigos, ha de mostrarse amigo; y amigo hay mas unido que un hermano” (Proverbios 18:24).
Es un asunto de reciprocidad; se ofrece afecto, puro y desinteresado y se recibe lo mismo a cambio. Tal vez la palabra griega que se usa por amigo nos pueda ampliar el concepto; es “filos”, que significa amado, querido, preciado, estimado, agradable, deleitoso. Esas son las cualidades que se espera de un amigo; las mismas que también debemos estar dispuestos a ofrecer.
Jesús llamó amigos a sus discípulos: “Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer” (Juan 15:15). ¡Qué bella intimidad y cuánto amor encierran estas palabras!

CARACTERÍSTICAS DE LA AMISTAD
Vuelvo a citar a Salomón: “En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia” (Proverbios 17:17). Al escribir estas palabras tal vez Salomón pensaba en la amistad que su padre, el rey David, tuvo en su juventud con Jonatán, el hijo del rey Saúl. (Lee la bella historia en 1 Samuel 18 y 20.)
La amistad es “afecto o cariño entre las personas”. Se puede definir también como “afecto puro, desinteresado y reciproco”. La Biblia enseña que el amor “no busca lo suyo”. El interés se concentra totalmente en el bien y la alegría del prójimo.
Dijo cierto pensador: “El que tiene un verdadero amigo posee dos almas”. ¡Qué enorme fuerza que ofrece la amistad! No hay secretes entre amigos, mucho menos necesidad de ponerse la “mascara”; esa fachada con la que aparecemos ante el mundo, un “yo” totalmente hipócrita. Un amigo nos conoce de fondo y nos quiere a pesar de nuestros errores.
Un falso amigo es como la sombra; cuando el sol brilla no puedes deshacerte de él, pero cuando el cielo esta nublado, ¡desaparece! Sin duda lo has comprobado: cuando todo marcha bien, los amigos nos rodean; pero si hay problemas, cambia la cosa. Entonces nos damos cuenta de quiénes son los verdaderos amigos.
El amigo no es un juez, sino un abogado. Pase lo que pase saldrá en nuestra defensa. Así también debemos actuar con nuestros amigos: amarlos, protegerlos, y defenderlos.

AMIGOS DE DIOS
Abraham, el patriarca de antaño, fue llamado amigo de Dios. En sus largas caminatas por desiertos y montañas, disfrutó de la amistad más hermosa que puede gozar el hombre. ¿Cómo lo logró? Por su simple y sincera fe en Dios: “Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios” (Santiago 2:23).
“Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando”, dijo Jesús a sus discípulos. Esa es la condición para entablar amistad con Dios. Cualquiera que desee ser amigo de Dios tendrá que hacer lo que Él manda en su Palabra.
Refiriéndose a la amistad, Demetrio I, rey de Macedonia, dijo: “Amigos son los que en las prosperidades acuden al ser llamados, y en las adversidades, sin serlo.” Esa clase de amigo es Dios. Ya sea que nuestros días vengan turbulentos, o que en nuestro interior haya calma, Él está a nuestro lado; y aunque el hombre le falle, Él permanece fiel. ¡No hay mejor amigo!

AMIGOS DEL CÉSAR
“¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”
Santiago 4:4).
Al escribir estas palabras, tal vez Santiago pensaba en lo ocurrido la negra noche del Calvario. Pilato sabía que Jesús era inocente, pero en vez de darle la libertad acató a la voz del pueblo: “Si sueltas a Jesús, no eres amigo del César.” Pilato prefirió esa amistad política; y Jesús fue crucificado.
Muchos cristianos caen en la misma trampa, prefiriendo la amistad que ofrece el mundo, antes de recorrer el sendero de Dios; ya sea por buscar fama, algún placer, o tal vez, poder político. Pero no hay nada en este mundo que se compare con el calor del amor y la amistad de Dios.
Eso no quiere decir que no podemos tener amigos en el mundo. Por supuesto que sí, siempre y cuando no participemos de sus actos pecaminosos. Los pecadores necesitan de nuestra amistad y cariño. Jesús fue criticado por ser amigo de publicanos y pecadores. Él los amaba como personas, pero no así sus costumbres de pecado. Sigamos su ejemplo. Pueda que nuestra amistad sea el empuje que un ser afligido necesita para levantarse de la desesperación.

LA VERDADERA AMISTAD
“Sed amigables”, escribió el apóstol Pedro en una de sus cartas. ¡Eso es! Para tener amigos hay que ser amigable, en otras palabras, necesitamos poner algo de nuestra parte. Tenemos que ofrecer esa palabra de aliento, esa mirada cariñosa, ese gesto de comprensión… todo aquello que esperamos que otros nos ofrezcan. Aprendamos a dar amistad, ¡sin reservas!
Tener amigos es algo de lo más valioso en la vida. Cuida mucho de los que tienes para no perderlos, ya sea por contactos demasiado seguidos, o por descuido. Salomón también tuvo algo que decir en cuanto a esto, y aconsejó: “Detén tu pie de la casa de tu vecino [de tu amigo], no sea que hastiado de ti te aborrezca” (Proverbios 25:17).
Se cuenta de un rey que siempre pedía los zapatos viejos. Decía que eran más cómodos para sus pies. Como los zapatos, los amigos; los viejos son los mejores. Su aprecio y su apoyo valen más que mil nuevas amistades. ¡Cuida la amistad como la niña de tus ojos!

NO MONOPOLICES LA AMISTAD
Cuida de no perder a tus amigos, dije… sí, pero eso no quiere decir que son tu monopolio. Un amigo tuyo tiene derecho a tener cuantos amigos quiera. No pienses que eres el único en su vida.
¿Quieres cosechar felicidad a cada paso? Entrégate desinteresadamente para hacer feliz a tus amigos, y a tus enemigos también. No es el egoísmo sino la generosidad que triunfa. Cuanto más alegres a otros, tanto más feliz serás.

LA ORACIÓN, TU MEJOR RECURSO
Has hecho la prueba de diferentes modos y sin embargo no tienes amigos; amistades sí, pero no ese amigo leal y sincero, o esa amiga con quien compartir los más íntimos secretos. Recurre a la oración. Pídele al Señor que te dé un amigo. “Bendecid a los que os maldicen y orad por los que os calumnian”, dijo Jesús en Lucas 6:28. No hay mejor manera para hacer del enemigo, un amigo.
“Todo el mundo desea tener un buen amigo; pocos se preocupan por serlo.” Se tú diferente. ¡Ofrece tu tiempo y tu cariño para la alegría de los demás!

10 consejos para tener y conservar amigos

1. ¡Interésate! Sé considerado y muestra sincero interés por los demás: lo que son, lo que hacen, y lo que más les concierne.
2. Sé precavido. Piensa en cosas que pudieras hacer para que otros sean felices, y ¡hazlas!
3. No seas egoísta. No esperes que te hagan favores. Da el primer paso para animar y ayudar a tu prójimo. Ofrece tus servicios sin esperar nada a cambio.
4. Sé respetuoso. Trata a los demás como quisieras que te traten. Presta oído a las opiniones y convicciones de los demás, y no argumentes sobre pequeñeces.
5. El optimismo gana. Muestra un espíritu positivo y alegre. En lugar de hablar de tus penas, comparte tus alegrías. Ofrece al mundo una sonrisa de amor.
6. Cumple lo que prometes. Sé leal; una persona en quien se pueda confiar. No les falles a tus amigos incumpliendo tu palabra. Que tu sí, sea sí y tu no, sea no.
7. Sé amable y cortés. Respeta a los demás y sus derechos. No olvides que todos tenemos el mismo valor ante Dios; Él no hace acepción de personas.
8. Habla siempre la verdad. A veces la verdad duele; dila con amor, sin herir. No andes en chismes ni descubras los secretos de quienes te los confían.
9. Sé generoso. Nadie está tan vacío como el que está lleno de sí mismo. El alma generosa piensa siempre en el bien de otros. ¡Da todo de ti para la alegría de los demás!
10. Sé fiel. No cambies amigos como te cambias de ropa. Considera a tus amistades como un gran tesoro, del cual hay que cuidar bien. Sobre todo: ¡sé fiel al Gran Amigo Jesús!

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Redactora de materiales pedagógicos con la gran pasión de difundir el amor de Dios y su poder salvador.