Jesucristo, el Hijo de Dios

Jesucristo, el Hijo de Dios

Jesús es el hombre más extraordinario que ha caminado en sandalias de hombre. Nació en una pequeña aldea, rodeado de los animales de un establo, y prestó de ellos el pesebre para su primera cuna.

Creció en el hogar de un carpintero, en un pueblo menospreciado por los hombres de esos días, tanto que un Natanael preguntara: «¿De Nazaret puede salir algo de bueno?» (Jn 1:46).

Vivió una vida escondida del mundo, hasta que a los treinta años de edad se presentara en Judea y Galilea para predicar el evangelio y sanar toda enfermedad y dolencia.

No abrió una oficina ni estableció una familia. Tampoco fue a la universidad, ni escribió un libro. Pero si todas sus obras fueran documentadas «ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir» (Jn 21:25).

No realizó ninguna de las obras que los hombres asocian con la grandeza, ni viajó más allá de su patria que a Egipto.

Trajinó por los polvorientos caminos de la Tierra Santa «haciendo bienes» (Hch 10:38); sin embargo, después de apenas tres años de ministerio, la opinión pública se volvió en su contra y sus amigos lo abandonaron a la merced de los fariseos judíos y los soldados romanos.

Fue clavado en una cruz, entre dos ladrones, y cuando murió lo sepultaron en una tumba prestada.

Era el dueño y señor del universo, creador de los cielos y de la tierra, pero se hizo pobre por salvar a la humanidad. Voluntariamente se despojó de toda gloria y vino a este mundo para enseñar a los hombres el camino de la humildad y del servicio a los demás.

Ahora, Jesús ha sido exaltado hasta lo sumo y se le ha dado un nombre que es sobre todo nombre, «para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor» (Fil 2:10,11).

He preparado 20 lecciones para que los niños aprendan acerca de algunos personajes que siguieron «en las pisadas de Jesucristo» y que al estudiarlas nazca un profundo deseo en ellos de hacer lo mismo; seguir en las pisadas de Cristo.

Cuando yo era joven cantábamos un himno acerca de seguir en las pisadas del Maestro. No sé si se canta ahora. Las palabras son bellas:

En las pisadas del Maestro
Quiero seguir las pisadas del Maestro;
Quiero ir en pos de mi Rey y Señor;
Y modelando por él mi carácter,
Canto con gozo a mi Redentor.

 CORO:
¡Qué hermoso es seguir las pisadas del Maestro!
Siempre en la luz, cerca de Jesús.
¡Qué hermoso es seguir las pisadas del Maestro!
En su santa luz.

Ando más cerca de él que me guía,
Cuando el maligno me quiere tentar:
Siempre confiando en Cristo, mi fuerte,
Debo con gozo su nombre ensalzar.

Sigo sus pasos de tierno cariño,
Misericordia, amor y lealtad;
Viendo hacia él por el don de la gracia,
Voy al descanso, gloriosa ciudad.

Quiero seguir las pisadas del Maestro;
siempre hacia arriba con él quiero andar,
Viendo a mi Rey en gloriosa hermosura
Con él en gloria podré descansar.

Las lecciones están en la lista a mano derecha. Es mi esperanza de que tanto niños como maestros sean bendecidos.

Si han estudiado la serie «La vida de Jesús», estas lecciones son todas diferentes, para que los niños lleguen a conocer más profundamente a Cristo.

Haz clic aquí: En las pisadas de Jesucristo el Hijo de Dios

«Y el mismo Dios de paz os santifique por completo;
y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado
irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo»
(1 Ts 5:23).

About the Author

Redactora de materiales pedagógicos con la gran pasión de difundir el amor de Dios y su poder salvador.